#48 Jazz de Coltrane para tenerlo todo perfectamente descontrolado
Algunos todavía no se han enterado que nada se puede controlar
En el mundo de los negocios, nos han educado para perseguir el control como si fuera el Santo Grial de la eficiencia.
Protocolos, manuales, hojas de ruta, reportes, KPIs, CRMs, dashboards... todo parece construido para que nada se salga del guion y la llegada de la IA es para corregir al humano, suponiendo y asumiendo que los robots no se equivocan nunca, que es mucho suponer.
Pero, ¿y si el verdadero secreto del liderazgo no fuera controlar el caos, sino aprender a convivir con él, incluso a gestionarlo con templanza? Porque, reconozcámoslo: el caos no es la excepción, es el sistema operativo de muchas organizaciones, algunas exitosas y otras catastróficas.
Gestionar el caos no significa resignarse al desorden, sino bailar con él. Significa tener la capacidad de distinguir qué batallas merecen ordenarse hoy y cuáles pueden esperar un poco más. No se trata de apagar fuegos todo el tiempo, sino de convertirte en ese tipo de líder que sabe en qué momento dejar que las cosas ardan un poco para que emerja lo importante.
El liderazgo moderno tiene más de director de orquesta de free jazz que de comandante militar. Nos ponen ejemplos de líderes que abruman y que afirman que tienen el detalle controlado, pero yo no me lo creo.
Prefiero la genialidad de Coltrane, que aunque parecía dormido y enfadado, controlaba cada nota de sus saxos, esperando que salieran cuando él quería en función del caos mental de su mente enferma por las drogas malditas.
En lugar de obsesionarse por controlarlo todo, hay que saber diseñar estructuras flexibles, equipos autónomos y espacios seguros para la improvisación. Porque cuando el caos se gestiona —no se elimina— aparecen oportunidades invisibles para los obsesionados con el orden.
Los grandes innovadores no vivían en oficinas minimalistas, sino entre montones de ideas, errores, post-its y café derramado. Ahí es donde puede también nacer la genialidad: en ambientes perfectamente descontrolados.
También te confieso que hay cada día muchas ideas maravillosas que salen de lugares que no nos imaginaríamos, pero que el 99% de que se hagan realidad es la constancia y el 1% la inspiración.