Cuando la escritora de fantasía Joanna Maciejewska escribió su famoso tweet que tiene más de 2 millones de vistas, sonreí.
De hecho, siempre sonrío cuando alguien sabe decir en pocas palabras lo que me merodea y nubla la cabeza.
El resumen de sus certeras palabras es: “Hey IA, ¿Por qué no friegas los platos o haces los impuestos en vez de dibujar, escribir o quitarme cualquier arte de mis manos, que es, de hecho, lo que me apasiona hacer?”
¿Para qué vamos a aprender de música? Si la IA creará tonalidades, armonías y melodías que nunca nadie habría imaginado.
¿Para qué vamos a aprender de leyes o de medicina? Si la IA nos dirá cuáles son los casos o los síntomas que más se ajustan a los clientes o pacientes que tengamos sentados delante.
¿Para qué vamos a estudiar idiomas y adentrarnos en las diferentes culturas?
Dentro de pocos años llevaremos un traductor instantáneo en un aparatito o en el mismo teléfono porque no tendremos que aprender idiomas, ya que la IA traducirá todo.
Sin embargo no traducirá los sentimientos que uno siente cuando contemplamos a John Snow levantando la espada antes de la Batalla de los Bastardos, ni tampoco sentiremos cuando alguien te dice “dai fammi delle cocolle” en italiano antes del anochecer, el sonido roto de los alemanes cantando en la Oktober Fest o el cántico loco de los griegos antes de ganar partidos de baloncesto.
Tampoco querremos sentir lo que te dice el sensei en un dojo cuando te grita en japonés, porque no querremos aprender lo que significa Geri o Tsuki ya que la IA nos dirá que es patada o puñetazo.
Así que mientras bastantes ciencias y casi todo el arte, lo esté generando la IA, nosotros estaremos limpiando los platos o planchando las camisas viendo puestas de Sol ficticias en mundos inventados por códigos generados automáticamente, o mientras limpiamos el polvo de las estanterías estaremos deleitándonos con la novena sinfonía de la IA que en vez de llamarse Oda a la Alegría, llevará por nombre “Los humanos son estúpidos”.
El enfoque de las nuevas tecnologías espero que sea para eso, para deleitarnos en el arte y la creación y que las tareas repetitivas, aburridas y que dan sopor y desmotivación, sean para los robots, que de momento, no sienten el absurdismo de la existencia.
Dicho esto, muchos diseñadores y traductores ya están buscando trabajo. Tristemente.