#13 La paradoja de la creatividad máxima por Recursos Humanos
Los amigos de marketing casi siempre, a no ser que vendan commodities, tienen la posibilidad de crear un relato más o menos bonito para que los intrépidos nuevos clientes prueben sus productos.
Es genial sentirnos que cuando vamos a comprar aquella colonia o aquel bolso inalcanzable, nos sentimos mejores.
¿Que son convencionalismos creados por los propios humanos y que hasta cierto punto nos gusta caer en sus garras? Sí claro, somos humanos y si al final tenemos que escoger entre la realidad y la fantasía escogemos lo segundo, es normal.
¿Que nos da igual pagar una plusvalía exacerbada para que esa diseñadora o ese magnate se haga más rico a nuestra costa porque gracias a ellos podemos comprar algo que la publicidad nos lo ha hecho apetecible? Pues aceptamos arrastrando nuestras miserias, pero lo hacemos porque gracias a este tipo de intercambios, esto nos permite volver a Matrix y creer, aunque sea por segundos, que seguimos ganando.
Y así desde un bote asqueroso de espinacas, comprar gasolina de empresas verdes (qué gran paradoja), volar una aerolínea espectacular aunque el avión sea el mismo que otra con la mitad del coste y así podría estar horas y horas.
Lo que nos cuentan las marcas son relatos. Todas ellas nos cuentan historias e intentan involucrarnos para que les dejemos nuestros dineros.
Sin embargo, cuando llegamos a vender trabajo, es mucho más complicado, ya que allí no hay relato.
Si bien es cierto que puedes comenzar el proceso de convencer al candidato por: “la empresa sin duda es líder en la industria y crecemos espectacularmente y somos los mejores del mundo haciendo zapatillas deportivas (por ejemplo) o teléfono móviles (otro ejemplo)”… el candidato mira a los ojos de la persona que tiene delante y le pregunta “¿Por qué su empresa está tan mal valorada en Glass Door o en Indeed o en Computrabajo?”
Ante esa pregunta, no hay respuesta que valga excepto una posible “porque lo hemos hecho mal hasta hace poco, queremos mejorar y queremos cambiar a través de las personas y déjame que te cuente qué proyectos hemos lanzado para revolucionar la cultura caótica que teníamos”
Si se intenta dar otra respuesta, todavía se puede llegar más al fondo.
Las personas de RRHH se han convertido en las más creativas de las empresas porque no tienen la posibilidad de apalancarse en el relato del bolso, el reloj o el celular. Esas personas tienen que demostrar cada día que su creatividad para la felicidad de su colaboradores es real y no es un relato ni un cuento ni una promesa fungible en el tiempo.
La conciliación familiar es real, el reconocimiento es real, el propósito es real, el capitalismo consciente es real, las horas de descanso son reales, el trabajo es real porque no es ficción. El trabajo no se vende en un anuncio, como mucho se malvende.
Es un hecho sin dudas que las personas de RRHH actuales deben conseguir y crear ideas sublimes para que las nuevas personas tengan unas ganas explosivas de formar parte de ese proyecto, independientemente si su teléfono lleva manzanas o de si el coche es el más seguro del mundo.